viernes, 26 de agosto de 2011

Tu vestido de fiesta

Estoy sumergido en el aroma donde tu piel suave y dulce mora,
La risa cae en cascada y llena de alegría el paisaje como la sala;
Amplia e inteligente es tu frente, tu mirada sugestiva y adorada,
Fuerza en los pómulos y mentón, un rostro sensual su miel llora.

Beso tu cuello grácil y mi mano furtiva, recorriendo tu contorno,
Alcanza las curvas de la delgada cintura y las cálidas caderas,
El abrazo potente, los besos apasionados, ¡mi corazón desespera!      
El fuego del amor ya nos une, y nos lleva a un viaje sin retorno;

Azaroso viaje, entre Escila y Caribdis, tras paraísos ignorados,
El derrotero en nuestros corazones, se hallaba ya bien grabado,
La pasión, la fuerza de los espíritus, mantiene la proa enhiesta,

El torrente de tu sangre encendida se ha fundido ya con la mía,
Caudaloso río, montes maravillosos, selvas vírgenes allí había,
¡Oh, todo he perdido! Pero conservo, tu vestido negro de fiesta.  


Enrique dos Santos
24 de agosto de 2011.

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