domingo, 16 de octubre de 2011

Yetapá de collar


Yetapá de collar - Avistamiento efectuado el 19/10/97

Enrique dos Santos Molinari

Introducción.

Las imágenes prístinas se graban indeleblemente en la memoria humana; son por sí ancestrales, forman la personalidad y estarán vinculadas siempre a nuestras metas. Son diversas, producen asombro, conmueven y fijan a través de la emoción, mandatos sublimes que  guiarán nuestras acciones  y  valores personales.

¿Por qué esta reflexión  ante el avistamiento de un ave?

Porque el yetapá de collar (yetapa risora) es un ave extraordinaria, de belleza sorprendente, con movimientos de mariposa y rodeada de un gran misterio, que atrajo ya a los primeros naturalistas que estudiaron las aves sudamericanas, y reclama hasta hoy con urgente necesidad, estudio y especial protección, ante su dramática desaparición en extensas áreas comprendidas dentro de su ámbito geográfico original.

La  habíamos observado con toda la admiración que su presencia provoca, pero por no tener noticia de su rareza y condición de especie amenazada, quedó firme en el recuerdo y apenas como un  registro más anotado en nuestra guía de campo, sin comunicarlo a quienes tal vez pudieran ayudarla en su incierto destino.

Mis  únicas referencias  eran entonces,  las de Narosky & Yzurieta (1) quienes la describen como especie  existente en Uruguay, señalando como hábitat en Argentina: “… pastizales húmedos en el NE (Iberá, Corrientes)” y con probabilidad de observación III (escasa o difícil de ver) y,  por otra parte, la mención hecha por E. Arballo en su Curso de Reconocimiento de Aves (1993) como existente y avistada por él en las costas del departamento de San José (Playa Pascual).


El avistamiento.

El 19 de octubre de 1997,  fue un domingo típico de primavera con buenas condiciones del tiempo. Habíamos pernoctado en el parador que se halla en la parte alta de la Punta Gorda, junto a la costa del Río Uruguay, en el propio límite oficial de su desembocadura en el Plata, en cuyo entorno existe un parque con un obelisco dedicado a Juan Díaz de Solís.

Después de un temprano desayuno, guía de Narosky en mano y binoculares  al cuello, descendimos a la ribera para  hacer un reconocimiento de las aves del bajo Uruguay. Allí vimos en su hábitat, probablemente anidando, a la mosqueta estriada (Mhyiophobus fasciatus), que nos permitió reconocerla sin dudas; un grupo de 8 a 10 macáes grandes  (Podiceps m. major), surcando  las aguas  con sus cuellos recostados sobre la espalda o zambullendo con magistral estilo para alimentarse; y finalmente,  la extraña pareja de yetapás de collar, con sus enormes plumas caudales.

Cuando, más de cinco años después, mis compañeros de AVES URUGUAY, oyendo el ingenuo comentario sobre aquella jornada, me sorprendieron revelándome la situación de la especie amenazada y solicitaron que relatara aquella experiencia por escrito, lo hice así: “Los ejemplares de yetapá de collar observados eran macho y hembra, claramente reconocibles por sus diferencias en tamaño y timoneras. Estaban posados en un árbol junto a la margen del río, cuya costa es allí barrancosa, bastante agreste y sin construcciones, que existen más arriba. Parecían en cortejo nupcial, puesto que el macho levantó vuelo y retornó a reunirse con la hembra”. (2)

Información reunida

Este acontecimiento personal me urgió a revisar toda la  información sobre la especie que pudiera hallar en mi biblioteca. Y extraje lo siguiente:

a)      C.Ch. Olrog (3) la identifica como Coludo de  las pajas (Alectrurus risorius) y afirma: “Habita en pajonal alto cerca de esteros y pantanos siendo localmente abundante .150 mm...” En  relación a su ubicación geográfica, la relaciona con la zona subtropical y el mapa de límites de distribución incluye al Uruguay.
b)      W.H. Hudson (4) usa el nombre común de Tijereta de las pajas y presenta una buena descripción morfológica: “Arriba negra, rabadilla gris; frente mezclado con blanco; alas negras, escapulares,  márgenes exteriores de las alas y cobijas, blancos; cola negra, dos rectrices externas muy alargadas, desnudas en la base, con ancha barba interna y ninguna externa; abajo blanca;  ancha banda negra  a través del pecho; en la época del celo, la garganta está desnuda  y es de color naranja vivo; pico amarillento; patas negras; largo 27,5 centímetros. Hembra: arriba marrón, alas mezcladas con blanco; abajo blanco; banda del pecho marrón claro; cola con las dos rectrices exteriores desnudas y ligeramente alargadas, terminadas con espatulaciones en las barbas interiores”. El erudito naturalista aporta datos recopilados de Azara, Barrows y Gibson, y otras afirmaciones propias de  gran interés, tales como: “…se diferencia de todos sus congéneres por tener la piel de la barba, garganta y costados de la cabeza, desnuda, adquiriendo estas partes en la época del celo, un vivo color anaranjado. …Habita Paraguay, Uruguay y la porción Este de la República Argentina, extendiéndose hacia el Sud hasta las pampas vecinas a la Patagonia. Por lo general se lo ve  solo o en parejas.”
c)      A.B. Azpiroz (5) la incluye en su lista de aves globalmente amenazadas en Uruguay y señala que existen muy pocos registros en lo últimos 50 años. Agrega datos sobre la restricción de su ámbito y señala  como amenaza principal para la especie la modificación y quema de pastizales altos causados por el desarrollo agropecuario.
d)     Arballo & Cravino (6) han preparado un cuadro comparativo a partir de las Listas Rojas de la Unión Mundial para la Naturaleza (IUCN),  que reúne informaciones  proporcionadas por Collar et al. (1994) sobre especies  amenazadas e incluye en  listas de 1992 y 1994 a Alectrurus risora como Vulnerable.

Santiago Claramunt, del Museo Nacional de Historia Natural, Montevideo,  me proporcionó un rico material en idioma inglés, que he traducido al castellano y pongo a disposición de aquellos a quienes interese, que podrán solicitarlo a mi dirección electrónica: dosantos@adinet.com.uy.

A continuación resumo los datos más importantes que contienen, en mi opinión,  esos valiosos escritos.

E. Gibson (7) incluye al yetapá de collar entre las especies observadas por él en Paysandú en 1885 y efectúa afirmaciones que se consideran en general válidas  hasta el presente, destacándose por ser el único autor consultado, que refiere directamente al hallazgo de un nido: “Quedé sorprendido por la apariencia y hábitos de esta especie y el contraste entre el macho y la hembra... La parte desnuda de la garganta del primero es de color rojizo, no agradable a la vista. No es ave poco común. Frecuenta sitios donde unos pocos árboles están asociados con pastos altos, cardos y plantas aisladas de similar altura, prefiriendo posarse sobre las últimas. El vuelo es singularmente frágil y delicado, no necesariamente bajo, pero similar al agitado aleteo de una mariposa a través del aire. La cola no está extendida, sino que flota detrás en forma semidesprendida. Un nido que logré obtener estaba sobre el suelo entre las malezas; prolijamente construido de hierbas y revestido con lo mismo y algunas plumas, y contenía tres huevos. La fecha fue el 21 de octubre”.

Detalles adicionales a los aportados por Hudson con  relación a la morfología del ave, especialmente vinculados a los  períodos de celo y de muda de plumaje,  son aportados por Ridgely & Tudor (8) quienes sostienen: “Descripción: 20 cm. (8”), pero los machos en período reproductivo (incluyendo la longitud de las plumas de la cola) alcanzan los 31 cm. (12”). … Garganta blanca, pero pierde las plumas en período reproductivo, exponiendo su piel rosa encarnada; ancha banda pectoral negra; parte inferior blanca. Las aves que han mudado recientemente las plumas, tienen plumas negras con extremos castaños, y las que no están en celo o están mudando, pueden tener más angostas y cortas las plumas de la cola”. Respecto a su identificación, sostienen lo siguiente: “Especies similares: El macho es único e inconfundible. La hembra puede ser solo confundida con la del yetapá chico, la cual es de menor tamaño, con diferente forma de cola y con una banda parcial en el pecho (solo a los lados).” Tocante a su distribución geográfica, dicen que “es posible que migre en cierta extensión, por lo menos en la parte Sur de su rango de distribución...”

Collar N.J. et al. (9)  hacen un estudio exhaustivo de la compilación de registros declarados,  sus fechas  y  frecuencias, lo que les permite inferir: “El yetapá de collar es actualmente muy raro y ha virtualmente desaparecido de extensas áreas dentro de sus antiguos límites de distribución geográfica. Aunque su presencia parece ser aún saludable en el sur del Paraguay (Ñeembucú y Misiones) y noreste de Argentina (Corrientes), no se sabe si estas poblaciones son estables o sujetas a disminución.” En cuanto a su presencia en Uruguay, informan: “Cuello y Guerzestein (1962) consideran la especie  ‘muy rara’ y Gore y Gepp (1978) la creen una ‘residente escasa’. Estas afirmaciones fueron respaldadas por Arballo (1987), quien la considera una de las especies de aves más raras del país. En contraste, Gould en 1841 la reportaba como ‘no poco común’ cerca de Maldonado y así lo hizo Gibson  para Paysandú, en 1885, comentarios que obviamente indican su disminución”.

La información más relevante en cuanto a la conservación de la especie está contenida en los párrafos relativos a “Ecología” y “Amenazas”. Con  relación al primer tema, dicen: “ El yetapá de collar habita praderas inundadas (pajonales) y pastizales cerca o dentro de pantanos o ‘esteros’ y ‘bañados’, a veces cerca del borde de selvas, vegetación de matorral y palmares de sabana (Short 1975, Olrog 1979, Canevari et al. 1991).Los registros correspondientes a sitios de aparición en Misiones, generalmente asociados a la Mata Atlántica, se refieren presumiblemente a claros naturales. La especie es más seguramente hallada en campos con pastizales naturales, pero también puede ser vista en campos con pastos introducidos (B.M. Whitney 1991). … La especie es residente de ciclo anual en la mayor parte de su rango habitacional; sin embargo, en la Estancia Santa Elena, Buenos Aires, Holland (1893) la refiere como migratoria, aves que llegan en setiembre y parten en febrero y menciona que los machos llegan un poco antes que las hembras y juveniles”. En lo que concierne a los factores que la amenazan, estos autores señalan: “La destrucción de su hábitat, principalmente debida a la agricultura y la cría de ganado, es probablemente la mayor amenaza a la especie (Arballo 1987, D, Willis 1991). La segunda causa fue acompañada a menudo por la introducción de pastos foráneos (AMN). Existe cierta duda sobre el impacto de la ganadería sobre el hábitat de la especie. …, se considera que existe la posibilidad de su presencia en campos donde pace el ganado si existen pastos que exceden los 50 cm. de altura (B.M. Whitney 1991) y en la Estancia La Golondrina, Paraguay, donde el ganado abunda (F.E. Hayes 1992). Otros factores, como el uso de pesticidas, pueden estar en juego”.

Finalmente se señalan las medidas  tomadas hasta el presente para la protección del yetapá de collar: en Brasil, es por ley, especie protegida;  y en Argentina, la reserva provincial de Iberá y el proyectado Parque Nacional de Mburucuyá (15.000 há. en el Estero de Santa Lucía) constituyen  áreas de gran importancia para su conservación.

Comentario final.

Esa visión fugaz e inesperada de una maravillosa criatura que forma parte de una herencia natural común, que tenemos el derecho y el  deber de conservar, ha sido para quien escribe estas líneas un verdadero motivo de solaz y recompensa en un momento aciago de su vida; le demostró, que aún a edad avanzada, se pueden tener imágenes prístinas y que las aves son capaces, con su sutil mensaje ancestral, de renovar nuestras vidas.

Espero que esta modesta entrega contribuya a difundir el clamor que el yetapá de collar parece enviarnos desde su oculta morada.

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12 de abril de 2003.


Citas bibliográficas



(1) Narosky T. & Yzurieta D. 1987 – Guía para la identificación de aves de Argentina y Uruguay: Vázquez Mazzini Editores, Buenos Aires. 4ª. Edición revisada 1993. (pág. 216)
(2) E. dos Santos – Comunicación a Aves Uruguay: Yetapá de collar, avistamiento efectuado el 19/10/97 (Mar. 2003).
(3) Claes Chr. Olrog 1984 – Las Aves Argentinas, “Una  guía de campo” - El Ateneo Pedro Garcia S.A., Buenos Aires. 2ª. Edición 1995. (pág. 204 y 296).
(4) W.H.Hudson 1920 – Aves del Plata - Traducción de Mangonnet & Gollan 1984 – Libros de Hispanoamérica, Buenos Aires.
(5) A.B. Azpiroz 2001– Aves del Uruguay, Lista e introducción a su biología y conservación. - Aves Uruguay - GUPECA, Montevideo. (pág. 96)
(6) Arballo E. & Cravino J.L. 1999 – Aves del Uruguay, Manual Ornitológico - Editorial Agropecuaria Hemisferio Sur S.R.L., Montevideo. (pág. 148).
(7) E. Gibson 1885 – Notes on the birds of Paisandú, Republic of Uruguay By Ernest Gibson, F.Z.S. (Communicated by J.J. Dangleish), publicado en The Ibis, a quarterly journal of ornithology. Vol. II. 1914. British Ornithologists’ Union. London, W.C. 1914.  (párrafo 21, pág. 279). Traducción: Enrique dos Santos.
(8) Ridgely,R.S. & G. Tudor. 1994. The Birds of South America. Volume 2. The Suboscines Passerines. University of Texas Press, Austin, Texas, USA. (pág. 635,636). Traducción: Enrique dos Santos.
(9) Collar N.J. et al. 1992. Threatened Birds of the Americas: the ICB/IUCN Red Data Book. International Council for Bird Preservation, Cambridge U.K. (pág.791 a 794). Traducción: Enrique dos Santos.




viernes, 26 de agosto de 2011

Tu vestido de fiesta

Estoy sumergido en el aroma donde tu piel suave y dulce mora,
La risa cae en cascada y llena de alegría el paisaje como la sala;
Amplia e inteligente es tu frente, tu mirada sugestiva y adorada,
Fuerza en los pómulos y mentón, un rostro sensual su miel llora.

Beso tu cuello grácil y mi mano furtiva, recorriendo tu contorno,
Alcanza las curvas de la delgada cintura y las cálidas caderas,
El abrazo potente, los besos apasionados, ¡mi corazón desespera!      
El fuego del amor ya nos une, y nos lleva a un viaje sin retorno;

Azaroso viaje, entre Escila y Caribdis, tras paraísos ignorados,
El derrotero en nuestros corazones, se hallaba ya bien grabado,
La pasión, la fuerza de los espíritus, mantiene la proa enhiesta,

El torrente de tu sangre encendida se ha fundido ya con la mía,
Caudaloso río, montes maravillosos, selvas vírgenes allí había,
¡Oh, todo he perdido! Pero conservo, tu vestido negro de fiesta.  


Enrique dos Santos
24 de agosto de 2011.

domingo, 21 de agosto de 2011

Zorzales en mi jardín


Dos especies de zorzales[i] frecuentan el jardín de mi casa en El Prado.

Siempre me ha  sorprendido la cantidad de zorzales comunes[ii] que uno puede ver en las plazas céntricas de Buenos Aires a pocos metros de la Avenida  Nueve de Julio. En cualquiera  se les ve; y si uno marcha hacia el barrio Norte o a la Recoleta, abundan por doquier. Los antiguos y enormes árboles que pueblan esas plazas y los espacios verdes de parques y jardines, también profusamente arbolados, justifican su presencia; tanto, como la proximidad de la costanera del Plata y el delta del Paraná.

Pero en Montevideo no es tan así.                                                                        

El Prado, constituye un parque de más de cien hectáreas que, si bien con lamentable criterio municipal fue mermado por tres estadios de fútbol (Bella Vista, Wanderers y River Plate), un club de tenis (Círculo de Tenis de Montevideo) y otro de baloncesto (Estocolmo) y por las instalaciones de Radiopatrulla, la Teletón, etc.; aún conserva la majestuosidad que le brindaron Buschental, Castro y otros de sus primitivos  pobladores, al intercalar entre especies autóctonas, muchas otras exóticas que en su afán de embellecerlo añadieron con generosa prodigalidad.

El Jardín Botánico es el núcleo que  atesora lo mejor de la  maravillosa heredad novecentista, que atraviesa el Arroyo Miguelete en su curso final hacia el Estuario.

Ese rincón privilegiado, desde hace algunos años se denomina con justicia  Prof.  Atilio Lombardo en memoria del gran estudioso que investigó y catalogó miles de especies vegetales, enseñó y generó allí mismo, un centro de cultura y expansión ciudadana excepcional, dejándonos además  una trascendente obra escrita sobre botánica.

El Miguelete, con su amplia cuenca, proviene del departamento de Canelones y  recoge las  aguas de múltiples afluentes que descienden  por zanjones y cursos entubados por razones edilicias, que han dejado en la superficie vestigios  de su pasado agreste y de su presente condicionado. Así, vemos ombúes centenarios que se hallan junto al caudal principal, hoy canalizado en su parte inferior, y otros que aparecen salpicados en el entorno, en las cercanías del monumento a la Diligencia, frente al Club Bellavista, en  la loma del Círculo de Tenis, o bien,  refugiados en los fondos de algunas casas de la calle Irigoitía.

Si vamos un poco más allá, donde serpenteaba el famoso arroyo Quitacalzones, éste nos dejó la anchura de la Avenida Juan Carlos Blanco y cercenó por detrás de la Fuente Matutina el fondo de la casa de los Requena, para llegar encajonado por debajo de Adolfo Berro a tributar  al Miguelete y a  través de él, al Río de la Plata.

El Botánico, cuenta con muchísimas especies de aves silvestres y por supuesto dos zorzales que son: el común y el sabiá[iii].

Si bien ya desde el  siglo XIX los antiguos naturalistas han identificado la  familia y el género que agrupan a estas especies, las descripciones de los ornitólogos, a pesar  de ser aves fáciles de observar en nuestro país y en la Argentina, difieren en ciertas apreciaciones.

Por lo tanto, bien vale comparar algunos datos.
El sutil maestro W.H. Hudson en su obra Aves del Plata (1920)[iv] se refiere al Sabiá[v], con bellas y precisas palabras, de las cuales destaco:

“Este Zorzal (chalchalero[vi]), el mejor cantor que más se asemeja a nuestro Malvís[vii] o Zorzal cantor, se encuentra vastamente distribuido en Sudamérica y se extiende, hacia el sud, hasta Buenos Aires, en donde es muy común en los montes de árboles a lo largo del río de la Plata. Es tímido, se alimenta de frutas, lombrices de tierra e insectos. De movimientos abruptos, corre con rapidez por el suelo, con el pico levantado. A intervalos, se para y mueve la cola. De temperamento peleador y vuelo resistente, nunca vuela por sobre los árboles, sino que lo hace entre las sombras. Aun a la distancia se lo puede distinguir con facilidad de otras especies, por su peculiar gorjeo corto y metálico – melodioso sonido que emite antes de volar y que indica alarma o curiosidad – tan distinto a los ásperos chillidos de alarma de los otros Túrdidos de este distrito …………………….
Entre nosotros, en el clima templado de Buenos Aires en donde comienza a cantar en setiembre, tiene el canto más delicado de todas la aves de esta región que yo conozco, con excepción de la Calandria de tres colas, Mimus triurus. Como el Malvís inglés, pero a diferencia de sus vecinos el Zorzal colorado y el Zorzal de la Patagonia se posa para cantar, en la cima de un árbol. Sin embargo su canto no es emitido como el del ave inglesa que es tan fragmentado y, de acuerdo a la descripción, hecho de ‘actitudes y posiciones vocales’. Las dos aves difieren tanto en voz como en el modo de ser. Las melodías del Zorzal (chalchalero) surgen en una corriente continua, con todo el apuro y libertad de las de la Alondra; pero aunque emitidas con tanta rapidez, cada nota es clara y distinta y la voz en extremo dulce y de largo alcance. A intervalos, durante el canto, se repite una nota de dos silabas, puramente metálica; y su claro tilín-tilín, parecido al de una campana, resulta siempre una agradable sorpresa para el que escucha, pues suena como un acompañamiento musical para el canto.
Este es, en su conjunto, muy hermoso, residiendo su particular hechizo en que parece combinar dos cualidades opuestas del canto de las aves; tristeza y alegría……………………………………….
Es probable que se deba a sus hábitos de reclusión, el hecho de que su excelente canto no haya sido escuchado hasta ahora.- Azara tal vez lo confundió con el del Turdus rufiventris, un cantor muy inferior……………………………………………………………
Creo que este Zorzal (chalchalero) tiene una migración parcial en Buenos Aires. En otoño e invierno, lo he visto con frecuencia en localidades en donde nunca se lo ve en verano.

Narosky, quien describe en su Guía el género Turdus con su característica concisión, seguridad y contundencia de gran ornitólogo de campo, comparable en tiempos modernos, a la de su admirado antecesor, señala:

Turdus: Terrícolas y en arbustos – A menudo ocultos – Buscan la sombra – Balanceo caudal. Parecidos entre sí – Párpado amarillo -…-Dorso pardo oliváceo y garganta estriada[viii]...

Sin embargo, este autor que considera a Hudsonel gran naturalista del Plata’, sostiene erróneamente  que éste consideraba como mejor canto el de  la Calandria Grande, Mimus saturninus - (calandria común, en Uruguay), cualidad que como se transcribió más arriba el naturalista otorgaba a la Calandria de tres colas, Mimus triurus. (Ver Cien Aves Argentinas – Canevari, Narosky et al., Editorial Albatros, 1995,  pág. 96).

Narosky también descalifica el segundo lugar (después de mimus triurus), que el naturalista anglo-argentino concedió al Zorzal (chalchalero),  tras justificar de manera conceptuosa su calidad superior en relación al del Zorzal colorado, (ver subrayados ut-supra). En su Guía…  señala:

Zorzal Chalchalero….Canto menos dulce que el del zorzal colorado – Voz puk. – Agudo maullido – En vuelo psib.[ix]

Hudson (opus cit. Pág.25) opina de la voz del zorzal colorado:

El canto tiene una vaga semejanza con el del Malvís, estando compuesto de una variedad de notas desconectadas entre sí con pausas frecuentes pero es tanto en dulzura como en potencia, inferior al del ave inglesa.  Es pobre para un zorzal y es probable que el ave lo sepa, pues canta escondida en un tupido árbol o arbusto.

En cambio, Narosky en su Guía… (opus cit. pág. 249) anota:

Zorzal colorado… Repetido y melodioso coro.. chiré.. desde el alba. Fuerte dru..uip.. y otras voces.

Y, con mayor precisión, en Cien Aves Argentinas (opus cit. Pág. 97) agrega:

Al llegar la primavera, en cualquier momento del día o de la noche, pero especialmente antes del amanecer o con las primeras claridades, nos deleita con sus melodiosos silbos. Este canto, compuesto por notas sencillas, dulces y potentes se puede oír hasta en el corazón de la gran ciudad.

Por mis observaciones, ambos pájaros son muy atraídos por los frutos de nuestros árboles indígenas, como el arazá y la pitanga, debajo de las cuales abundan al atardecer, especialmente en época de verano, con la fructificación. Comen lombrices con fruición y si bien el zorzal común   - sin duda- gusta del piso umbrío y húmedo, en nuestro jardín muy reparado es más audaz que en otros lugares, y va y viene, sobre todo en período reproductivo. El sabiá desciende también seguro y corretea en nuestro jardín trasero al atardecer, alimentándose.

Pero los grandes conciertos ya desde antes de la madrugada se oyen junto a la ventana de mi dormitorio, donde se han adaptado a permanecer en una frondosa rosa de la china[x] o alternar en el ceibo[xi] florecido en primavera y verano, pues el jardín del frente recibe por su orientación siempre los primeros rayos del sol.

No corresponde a un neófito en su estudio, discutir la calidad comparativa del canto de estas aves,  después de opiniones tan versadas como las recogidas en este artículo, pero – aún teniendo mi opinión bien  formada - por los cantos disfrutados en cercanía, debo remitir a quien quiera oírlos, al sitio Web XENOCANTO,  donde podrá apreciar registros obtenidos en diversos países de la región neotropical, incluido el nuestro.

EdS
6 de enero de 2010


[i] Nombre común del  grupo de especies  incluidas en  la Familia Muscicapidae, Sub-Familia Turdinae (E.Arballo & J. Cravino, Aves del Uruguay – Manual Ornitológico (1999), cuya Lista sistemática  sigue en  el Orden Passeriformes, la secuencia de Ridgely (1994). T. Narosky & D. Yzurieta en su Guía para la Identificación de Aves de Argentina y Uruguay (Edición De Oro 15ª 2003), siguiendo un criterio tradicional, denominan esta familia Turdidae.
[ii] Turdus rufiventris. Arballo & Cravino (opus cit. Página 31) usan el nombre de zorzal común. Narosky & Yzurieta  usan el nombre vulgar de zorzal colorado.
[iii] Turdus amaurochalinus. Narosky (opus cit.) lo incluye con el nombre vulgar de  “zorzal chalchalero”
[iv] Aves del Plata por W.H.Hudson, traducción y notas de H.C.Mangonnet de Gollan y J.S.Gollan. Libros de Hispanoamérica – 1ª edición en castellano –  Sep. 1984. Ver “Zorzal Pardo” - pág. 23.

[v] En Argentina se le llama zorzal chalchalero (N & Y, opus cit. Pág. 249)
[vi] Entre paréntesis: aclaración  hecha por el articulista, que corrobora la identificación del nombre vulgar de la especie, establecida por los traductores de la obra de la cual se extrajo esta cita.
[vii] Especie de tordo europeo.
[viii] La letra en negrita de la nota en N & Y (opus cit.)  corresponde a rasgos especialmente distintivos del taxón.
[ix] N & Y, opus cit. Pág. 249. La letra en negrita denota que corresponde a rasgos especialmente distintivos del taxón.

[x] Hibiscus Rosa-sinensis
[xi] Erythrina cristagalli

lunes, 8 de agosto de 2011

Coloquio entre Emilio y Miguel


 (Algunas reflexiones sobre el agua, el alma y la creación)
                                                                                                                
Emilio.- ¡Mozo, AGUA, por favor!
  
Miguel (entrando al Sportsman y acercándose a la mesa que comparten habitualmente con Emilio). - Maestro, lo noto caliente...

Emilio.- ¿Caliente yo? ¡No querido, el café!... Está hirviendo y este atolondrado no me trajo  el agua...

Miguel.- Deberíamos rechazarle el café, si no trae primero el agua.

Emilio.- Tienes razón; ¿acaso el agua no es el principio de todas las cosas? Sin agua no estaríamos aquí, ya que la mayor parte de nosotros es agua; ni podríamos disfrutar de esto a lo que llamamos café - ¡oh  sofisma!-, que en realidad no es sino agua...¡ negra,  pero agua al fin!.

Miguel.- Ah, Maestro, ¡Cuánta sabiduría! Como a través de estas pequeñas cosas, su visión sagaz descubre la sustancia profunda que subyace en el Cosmos. Y para ello, le basta a Ud. una partícula...

Emilio.- Partículas son las que flotan en esta agua turbia. ¡Observa!... Por supuesto que Carl Sagan pudo haber bebido café en un sucio boliche como nosotros, para concluir  investigando y divulgando que hace 4000 millones de años, en lagunas y océanos de la primitiva Tierra surgía la vida, de una especie de sopa química, “cuya complejidad crecía paulatinamente, hasta que un día, por puro accidente, nació una molécula que fue capaz  de hacer copias bastas de sí misma, utilizando como bloques constructivos otras moléculas de la misma sopa” (Cosmos, II, 30).

Miguel.- ¡Y eso, seguramente sin comprobar, como nosotros sabemos, que los vasos se lavan una vez por semana!...

Emilio.- ¡Ja, Ja! , así es.  Pero, mayor admiración aún, me provocan los antiguos jónicos, que con Tales de Mileto, proclamaron que el agua es el principio de los seres.

Miguel.- Tales... afirmaciones, también a mí me sorprenden, Maestro. ¡Qué  finos espíritus los de estos antiguos sabios que intuyeron verdades globales, dos mil  quinientos años antes de su científica comprobación!

Emilio.- ¿Intuición? o...  ¡plagio!  Sí,  querido  amigo,  el misterio  de  la creación y todas las cosmogonías son un devenir de pensamientos, donde unos les deben a otros, lo esencial.  En esta reflexión sobre el principio acuoso de la vida y el universo todo, podemos retrotraernos a épocas tan  remotas,  precientíficas, que  el  mito  aún  no  había  dado  lugar  al nacimiento de la filosofía y los primeros conceptos escritos,  apenas señalaban  los comienzos de la historia. Todo cambia,  pero también las verdades fundamentales permanecen  y  todos  los  pensadores somos deudores de los que nos precedieron.

Miguel.- Maestro, me recuerda Ud. los orígenes cósmicos en Homero, con su Océano progenitor de todos los dioses  y Tetis madre.

Emilio.- Sí. La leyenda que  deriva el cosmos de un principio húmedo, nos  transporta a la civilización egea, de la que el vate ciego era eco. Aunque, como tú también sabes, ese mito era común a todas las grandes civilizaciones orientales, con las que  la  pre-helénica había mantenido
relaciones directas o indirectas (caldeos, egipcios, fenicios, etc.). Reconozcamos que los babilonios y los egipcios,  en su incipiente iniciación en la investigación científica desinteresada, mostraron una tendencia  a  la  generalidad  y  la  racionalidad   y;  que dentro de la especulación religiosa,  revelaron,  envuelta  en la forma mítica, capacidad de formular conceptos filosóficos. Su cosmogonía expone una idea de unidad universal,  y - en sus diversas expresiones- un pasaje de la unidad caótica primera a la distinción de los seres; es decir, el tránsito del caos acuoso original (Tiamat, en Babilonia;  Nun en Egipto) y de las tinieblas; al orden y a la luz (Marduk, en Babilonia; Ra, en Egipto).

Miguel (inclinándose hacia el oído de  Emilio y en francés).- Maître, regardez ces étudiants; ils nous observent.

Emilio.- Déjalos, capaz que pescan algo y tal vez salvan. Hablemos de Heráclito, que es tema de examen.

Miguel.- ¡Ja!... Les encanta porque es bollo. Año 500 a.c. (redondito) y el tema del río, que les hace pensar en el verano (única estación en la que se bañan por voluntad propia). Es pregunta para  alumnos amigos,... para los que dejan vivir en paz y se divierten con nosotros durante el año.

Emilio.- Aquí tengo extractos del libro de Heráclito de Éfeso, alias El Oscuro, de quien aún estamos por saber, porqué así le llamaban: si por morocho o por difícil de entender. Y ¡ojo!, que esto puede costar un pase directo a febrero.

Miguel.- Déme Maestro, que yo lo leo, con mi mejor voz, que parece la de  Zeus, Tonante. No confundir: ¡No dije tunante!... Ésta, es mi breve selección de fragmentos de  la obra “De la Naturaleza”...:   No es  posible descender dos veces al mismo río, tocar  dos veces una sustancia mortal en el mismo estado, sino que por el ímpetu y la velocidad de los cambios, se dispersa y nuevamente se reúne, y viene y desaparece (frag. 91).
                                                                                              
Emilio.- Esta es la primera expresión de su antítesis de experiencia y razón. El dato de la experiencia: el flujo incesante de las cosas y del sujeto cognoscente. Este principio de su filosofía, mereció la crítica  de Platón y Aristóteles, que notaron  que bajo él, el conocimiento se vuelve imposible, por no poder establecerse relación alguna entre dos términos - el objeto y el sujeto- ambos en constante cambio.

Miguel.- Y recuerde Maestro, el extremo al que llegó su discípulo...“Cratilo, concluyó por creer que ni siquiera se debe hablar; y se limitaba a hacer señales con el dedo, y criticaba a Heráclito por haber dicho que no es posible sumergirse dos veces en el mismo río: a su parecer no es posible ni siquiera una vez”. (Aristóteles, Metafísica IV, 5). Esto del dedo, siempre me hizo pensar en esa forma  tan  universal  de expresarse, que consiste meramente en elevar el dedo medio, manteniendo el  puño cerrado  y en ligero movimiento.

Emilio.- Ya. Y la segunda propuesta de la antítesis de que te hablé,  es la exigencia de la razón: el concepto de la Unidad divina.

Miguel.- Que se apoya en estos textos, (y por lo bajo, hacia el lado de los estudiantes);  ¡oíd, palurdos!: No hay sino una sabiduría: conocer la Inteligencia (el pensamiento) que gobierna todo penetrando en todo (frag. 41). La ley y la sentencia es seguir lo Uno (frag.33).

Emilio.- ¡Qué maravilla!, esto suena en mis oídos, como afinado Stradivarius,  interpretando un solo de concierto de Paganini!

Miguel (a los estudiantes).- Recordadlo, porque si no, los que sonarán, seréis vosotros.

Emilio.- Y trazó además el camino de conciliación de aquella antítesis. Primero, destacó  el valor y la dificultad del conocimiento.

Miguel.- El pensar es la virtud más grande; decir la verdad y obrar de acuerdo a la naturaleza comprendiéndola, es sabiduría (frag. 112). Esto, fue lo relativo al valor y sigue lo que manifiesta la dificultad: De todos aquellos cuya palabra escuché, ninguno llegó a conocer que la sabiduría es una cosa separada de todas las demás (frag. 108). Los que buscan oro, cavan mucho y encuentran poco (22). (Riendo): ¡qué nos lo digan a nosotros, que Secundaria nos prometió un aumento  hace cinco años, y todavía estamos esperando! Quizá nunca  logres hallar los límites del alma, cualquiera sea el camino que recorras: tan profunda es su razón (frag. 45).

Emilio.- Lo del aumento, apoyado! Y ahora  lee  lo de  la  fe, como condición del verdadero conocimiento.

Miguel.- Si no esperas, no hallarás lo inesperado, que es inalcanzable e inaccesible  (frag. 18). El conocimiento no se alcanza por falta de fe (frag. 86).

Emilio.- Y finalmente, la conciliación de la antítesis se logra a través de la búsqueda de la sabiduría, que consiste en conocerse a sí mismo; y el descubrimiento de la Razón divina inmanente. Lee, hijo mío.

Miguel.- Si, Maestro. A todos los hombres les es posible  conocerse a sí mismos y ser sabios (frag. 116). Propio del alma es la  razón, que se acrecienta a sí misma. (115). La educación es otro sol para los educandos. (frag. 134). Maestro! ¡Vea lo que aquí dice! Este fragmento es de incierta autenticidad! Y, (dirigiéndose socarronamente a los estudiantes): ¡Ni que los hubieran conocido, Calibanes! Continúo. Por ello conviene que se siga la (Razón) universal, es decir, la (razón) común: ya que lo universal es lo común. Pero mientras esta Razón es universal, la mayoría vive como si tuvieran una inteligencia absolutamente personal (frag. 2).

Emilio.- Pasemos a su enseñanza de la Razón. El primer concepto es el de la identidad de lo Uno eterno  (el fuego) y del devenir universal.

Miguel.- Escuchando a la Razón, y no a mí, es sabio reconocer que lo Uno es todas las cosas (frag. 50). Este mundo, el mismo para todos los seres, no lo ha creado ninguno de los dioses o los hombres, sino que siempre fue, es y será fuego eternamente vivo, que se enciende con medida y se apaga con medida (frag. 30). Todas las cosas se permutan con el fuego y el fuego con todas, como los objetos con el oro y  el oro con los objetos. (frag. 90).

Emilio.- Heráclito ve esa permuta no sólo como una alternancia de las cosas, sino también  como periódico suceso universal, siguiendo la concepción de los ciclos cósmicos, que los griegos recibieron de la astronomía caldeo-babilónica. Esto se revela en el fragmento que alude  a la conflagración universal.

Miguel.- Y sobreviniendo el fuego, juzgará y condenará todas las cosas (frag. 66).

Emilio.- Como lo confirman éste y otros fragmentos, Heráclito se acerca con estos pensamientos, a la religión de los misterios. La segunda enseñanza de la razón, manifiesta la  realidad del ser como despliegue de opuestos y armonía de contrarios. Lo que - refiriéndose a Heráclito - Platón expresó así: “El ser, siempre en lucha y siempre en armonía”.

Miguel.- Todo lo que es contrario se concilia y de las cosas más diferentes nace la más bella armonía, y todo se engendra por vía de contraste (frag.8). Mejor es la armonía oculta que la aparente (54).

Emilio.- Esto nos lleva al recíproco condicionamiento de los opuestos.

Miguel.- Sólo la enfermedad hace dulce la salud, el mal el bien; el hambre la saciedad; la fatiga el reposo (frag. 111). Si no  existiese la ofensa no se conocería tan siquiera el nombre de la justicia (23).

Emilio (con un gesto de advertencia, refiriéndose a los estudiantes).- Aflojémosle, Miguel, que esta sinfonía ¡los va a dormir! Nos queda mostrarles la permuta y la identidad de los contrarios.

Miguel.- Las cosas frías se calientan; lo caliente se enfría, lo húmedo se seca, lo árido se humedece (frag. 126).

Emilio.- Para terminar de despertarlos, léeles lo relativo al alma.

Miguel.- Para las almas (fuego) el convertirse en agua es la muerte; para el agua es la muerte transformarse en tierra, pero de la tierra se produce el agua, y del agua el alma (frag. 36).Nosotros vivimos la muerte de aquéllas (almas) y ellas viven nuestra muerte (77). Inmortales, mortales, mortales inmortales, viviendo la muerte de aquéllos, muriendo la vida de éstos (62). A los hombres, después de la muerte, les esperan tales cosas, que no se imaginan ni sospechan (frag. 27).

Emilio.- Creo que esto merece, cierta aclaración. Para Heráclito, las almas, como elemento divino, son idénticas al fuego. Al ingresar al cuerpo (agua), el alma (fuego) sufre un período de muerte y, resucita con la muerte del cuerpo, liberándose del elemento húmedo. Por eso considera a los inmortales (almas) mortales y a los mortales (hombres) inmortales, porque en ellos está el alma imperecedera. Y así, anuncia a los hombres - en el último fragmento  que leíste - la eternidad después de la muerte.

Miguel.- ¡Bellas imágenes éstas, Maestro!, que nos llevan a navegar por el cosmos y enriquecen nuestro espíritu, dándonos el porqué de la vida, de la creación y del arte. Para mí, éste jamás estará vacío de contenidos, si el creador continúa en la búsqueda de esa transmutación de sustancias  y, como artista y hombre percibe, que su lucha interna, participa de ella.

Emilio.- (Con reminiscencias de viejas y románticas épocas) ¡Llueve!, vamos Miguel, que perdemos el tranvía...

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Montevideo, otoño de 1998.